La domobiótica es un estudio multidisciplinar de los diferentes factores ambientales que afectan a una vivienda, como la iluminación, la contaminación electromagnética, el entorno geológico y biológico, el tipo de material de construcción empleado… etc, con el fin de mejorar la salud y la calidad de vida de sus residentes y disminuir su impacto ambiental.
Son muchos los factores que pueden afectar a nuestra salud en el interior de un edificio, ya se trate de una oficina o del hogar. Si no se dan las condiciones adecuadas entonces los expertos hablan de llamado “síndrome del edificio enfermo”.
Materiales de construcción y salud
En primer lugar hay que fijarse en los materiales de construcción. Una elección inadecuada puede resultar perjudicial no solo para las personas que vivan en él sino para el medio ambiente, por ello el Código Técnico de Edificación aprobado en el 2006 establece una serie de prohibiciones (como por ejemplo el uso de plomo en las cañerías, algo frecuente hace unas décadas) y pautas a seguir para lograr una vivienda ecológica. La bioconstrucción muestra preferencia por los materiales biodegradables (como la madera) o reciclables (caso del aluminio) así como por las pinturas ecológicas, que no resulten tóxicas e incluso que permitan absorber la contaminación o bien generar energía eléctrica.
Por otro lado, aunque pueda pasar desapercibida con mayor facilidad, no hay que dejar de lado la “polución blanca”. Se trata de aquella que sin ver perceptible por los sentidos puede afectar a la salud, como por ejemplo la contaminación electromagnética. Proceden principalmente de las torres de alta tensión y de antenas de telefonía móvil, que en los últimos años han proliferado en las azoteas de los edificios, lo que ha traído consigo una creciente preocupación por los vecinos ante los posibles riesgos que puedan conllevar, por lo que las empresas propietarias suelen negociar con los vecinos las condiciones para su instalación, como la cantidad a pagar, los años que permanecerá en uso…etc. Se trata de un campo en el que el debate científico y político continúa abierto, presentándose estudios con datos en ocasiones opuestos sobre si efectivamente resultan dañinas para la salud de los vecinos la presencia de torres eléctricas y antenas de telefonía.
También es importante tener en cuenta elementos menores como por ejemplo los detectores de humo iónicos. Presentes en miles de edificios públicos y oficinas, tienen Americio 241, un elemento radioactivo y potencialmente peligroso. Aunque su cantidad es muy pequeña y a más de cinco centímetros de distancia su emisión es demasiado débil como para ser considerada dañina para la salud, es conveniente que su manipulación y retirada cuando quede obsoleto sea realizada por personal especializado, ya sea de la empresa que lo comercializa o bien de Enresa (empresa pública española encargada de la retirada de residuos radiactivos).
Iluminación, ventilación e insonorización
Tanto en el diseño del edificio como en la posterior decoración de cada vivienda por su propietario estos tres factores resultan difíciles de armonizar y dependerá del clima y el lugar en el que se ubique el edificio para potenciar una u otra. Colocar amplios ventanales y facilitar la ventilación natural (preferible a la producida por los aparatos de aire acondicionado, con frecuencia demasiado seca y electrificada) puede dificultar una adecuada insonorización.
Así mismo, el grosor de las paredes, la altura del edificio (cuanto más elevado más superficie expuesta y mayor dificultad para conservar el calor) y la orientación de las ventanas respecto al sol son factores determinantes. La utilización de plantas para producir sombra y mantener un ambiente fresco en jardines terrazas y ventanas también pueden ser una solución como pequeña barrera contra el ruido, aunque también disminuye la luminosidad del hogar, mientras que el doble acristalamiento es un buen sistema de insonorización y de aislamiento frente al frío exterior.
Respecto a la iluminación artificial, para evitar el parpadeo causante de estrés y fatigoso para la vista, basta con utilizar las modernas reactancias electrónicas (que es donde se conectan los tubos fluorescentes) de 20.000 Hz. Una correcta iluminación artificial debe tener una intensidad de 800 a 1.000 lux como mínimo y, sobre todo, debe emitir luz de un color similar al Sol. El ambiente cromático se completa eligiendo los colores de paredes, muebles y cortinas de la casa, preferiblemente de tonos claros que reflejan mejor la luz